“La Lectora”
María del
Avaro pertenece a una familia adinerada que se encuentra en Zaragoza, España.
Ella vive con sus dos padres: Jazmin Rojel y Roberto Avaro.
Cuando
María tenía apenas 12 años su padre falleció, y desde entonces, su madre se ha
vuelto estricta con los estudios y obligaciones de su hija. Ella quería que se
concentre en su formación académica y en su futuro, pero a María sólo le
gustaba leer siempre el mismo libro de poesía, siempre siente pasión al leerlo.
María posee muy poca cantidad de libros y ese es, específicamente, su favorito.
Durante
unos 3 años María siguió obsesionada con el mismo libro, tanto, que Jazmín (la
madre) comenzó a preocuparse. María ya no tiene tantos amigos como antes, no le
interesaba salir de la casa, ni siquiera para pasear, sólo quiere leer y leer
poesía todo el día encerrada en su cuarto.
Llegó a
tal punto esta obsesión, que Jazmín decidió enviar a su hija como pupila al
Convento de Santa Lucía. No sólo para que se concentre y estudie, sino para que
trate de hacer nuevas amigas.
-Esto es
por tu propio bien-dice Jazmín antes de que María parta rumbo hacia el
Convento-ya sabés que te amo mucho y sólo deseo que seas feliz.
-Deacuerdo
Madre-contestó María-pero déjame conservar mi libro por favor
-sólo si
prometes que harás otra cosa más que leer tu libro.
Y con esa
promesa María parte rumbo al convento. Ella estaba teniendo una sensación
ambigua entre tristeza, ya que estaría cinco años lejos de su casa, pero por
otro lado estaría aliviada sin la presión de la madre diciéndole que no lea
siempre el mismo libro.
Apenas
llegó, pudo observar una edificación antigua que abarcaba una superficie
extensa. Tenía una forma rectangular en cuyo centro había un gran jardín
que, notoriamente, se encontraba muy bien cuidado. Allí se podía encontrar todo
tipo de flores, ya sean rosas, claveles, margaritas y jazmines. Estos últimos
hacen que María cada día recuerde a su madre. Ella comenzaba a extrañarla y también
empezaba a sentirse abandonada. Este pensamiento la abrumó y enojó de tal
manera que la condujo a un comportamiento inadecuado. Se peleaba con sus
profesores, solía tener conflictos con sus compañeras y no cumplía con sus
tareas ni con sus responsabilidades dentro del Convento.
Se sentía
tan enojada y triste que decidió dejar de comer, encerrarse en su cuarto y leer
su libro de poesía, se diría, de manera enfermiza.
Las
autoridades se preocuparon por el estado de salud de su alumna que se resistía
a cambiar de actitud y recibir ayuda. Por este motivo, la vida en el convento,
se tornó insostenible para María, sus compañeras y sus profesores.
Por este
motivo, sus encargadas decidieron comunicárselo a su madre, quien se preocupó y
se angustió mucho, tanto que decidió viajar lo antes posible hacia el Una vez
que Jazmín llegó al Convento, pudo hablar con su hija y entender lo que María
sentía. Ella sentía una gran tristeza porque la extrañaba y en realidad quería
estar con su madre, en su hogar.
Jazmín
abrazó muy dulcemente a María que lloraba desconsoladamente. Le acarició el
cabello y le pidió perdón por haberle causado tanta angustia.
Finalmente
las dos volvieron a su hogar, pero antes ambas habían llegado a un acuerdo
propuesto por la madre, que consistía en que no le prohibiría leer el libro que
tanto le apasionaba a su hija siempre y cuando se hiciera tiempo para vivir su
vida, y leer otros autores relacionados a la poesía.
A María
le agradó la propuesta y aceptó gustosamente.
Con el
tiempo María se volvió una famosa poetisa incrementando de esa forma su vida
social, y así su felicidad.
FIN.
Reflexión sobre “Cuento
Realista “
Nuestra tarea era crear un cuento en grupo, a partir de una
pintura. A mi grupo nos fue asignado la pintura llamada “La Lectora”.
Es una experiencia nueva para mi, y no fue muy agradable para
para mi opinión, ya que nos peleamos entre los integrantes del grupo, por ese
motivo el grupo se tuvo que separar en dos. No creo que haya participado lo suficiente,
pero tampoco creo que lo hicieran los demás.
Nos costó mucho llegar
a los pocos acuerdos que tuvimos para llegar al producto final, sin embargo lo
logramos, aunque tardamos demasiado. Fui solidario con mis ideas ya que cada
cosa que se me ocurría la decía al grupo, y también apoye las ideas de mis
compañeros.
Me gusto el producto al
que llegamos, aunque no me quede satisfecho con el proceso.
Uno de los problemas que se me aparecieron fue lo de la separación
del grupo, y otro fue el bloqueo mental a la hora de escribir, pero por suerte
pudimos resolver todos los problemas, respecto a la separación, nos dividimos
en dos dentro de un solo grupo, y sobre el bloqueo, simplemente las ideas
comenzaron a fluir.
Escribir una anécdota no es lo mismo que escribir un cuento,
ya que una anécdota es algo que te paso y es más fácil de contar, en cambio un
cuento es algo inventado, que requiere imaginación.
Las investigaciones cumplen el papel de saber cosas sobre lo
que vas a escribir en un cuento realista, y seguir con el rumbo de la historia.
Corregí algunas oraciones e hice la última parte del cuento, y
creo que podría haber participado más.
Creo que para no caer en los mismos errores tendría que
tomarme más tiempo para pensar y para escribir.
“La lectora” (1987) de
Isabel Guerra (España, 1947- )